Desde sus primeros días, la Iglesia ha sido testigo de la plaga de individuos y grupos que trataban, y continúan tratando, de tergiversar, corromper o diluir la verdad revelada en las Escrituras; para acomodarla a sus propios gustos e intereses o para hacerla más tolerable. Desde los días en que los apóstoles de Jesús comenzaron sus labores evangelistas plantando las primeras iglesias por todo el mundo conocido; principalmente fueron tres los grupos sectarios y heréticos que se opusieron a la enseñanza apostólica:
1) Los judaizantes.
2) Los gnósticos.
3) Los nicolaítas.
Veamos brevemente cada uno de ellos.
“Para mantenernos fieles a la verdad, a veces es necesario hacer la guerra dentro de la iglesia, especialmente cuando los enemigos de la verdad, que posan como hermanos y creyentes, están contrabandeando sigilosamente una peligrosa herejia”. John MacArthur (Pastor y maestro de Grace Community Church, presidente de The Master's University)
SOBRE LAS HEREJÍAS
Segunda de Pedro 2:1 habla sobre la presencia dentro de la iglesia de “falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina". La herejía es algo que niega la enseñanza de Jesús. En 1 Corintios 11:19 Pablo reprende a la iglesia por permitir herejías entre ellos, herejías que provocaron divisiones en el cuerpo. Una herejía siempre niega la doctrina apostólica, y siempre provoca divisiones en la iglesia. La herejía es peligrosa y destructiva, y las escrituras nos advierten ampliamente en contra de ella (1 Juan 4:1-6; 1 Timoteo 1:3-6; 2 Timoteo 1:13-14; Judas 1). Tito 3:10 dice, "Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo". La verdad de Cristo unificará los creyentes (Juan 17:22-23), pero la herejía, por su misma naturaleza, no puede coexistir pacíficamente con la verdad.
Los judaizantes
Los judaizantes intentaban «pervertir el evangelio de Cristo» (Gal 1:7). Al principio la iglesia estaba compuesta enteramente de judíos convertidos, que reconocieron que Jesús era el Mesías. Pero cuando Pablo empezó su ministerio entre los gentiles, algunos falsos maestros advirtieron que un gentil no podía hacerse cristiano a menos que se hiciera primero judío. Los judaizantes contaban a los cristianos gentiles como perros (Fil. 3:1-8). Enseñaban a los convertidos gentiles que la circuncisión y la obediencia a la ley de Moisés eran necesarias para la salvación (Hch.15:1–31). Conforme el ministerio de Pablo se expandía, pronto fue claro que los gentiles estaban padeciendo la herejía judaizante. Los judaizantes le seguían las pisadas a Pablo, exigiendo que los creyentes gentiles se ajustaran a sus creencias. Usaban porciones del Antiguo Testamento para respaldar sus afirmaciones. Incluso, en ocasiones, los judaizantes se adelantaban a Pablo en sus viajes misioneros. En tales casos causaban tanto alboroto que no se podía hacer casi nada de evangelización.
Los gnósticos
Los gnósticos se consideraban cristianos de un orden superior, aquellos que habían pasado de la fe sencilla del pueblo ignorante a la sabiduría de los iniciados en los misterios divinos. El gnosticismo se basa en un enfoque místico, subjetivo, y emocional de la verdad. Enseñaban que Jesús no fue realmente el Hijo de Dios. En su manera de pensar, la materia era mala y el espíritu bueno. Puesto que Dios era bueno no pudo haber creado personalmente al mundo material. Además sostenían que Cristo y Dios no podían estar unidos en la persona de Jesús. Derivaban su nombre de la palabra griega gnosis, «conocimiento», profesando tener revelaciones especiales y personales de los secretos sobre Dios, la vida y la fe. Por todo Medio Oriente habían esparcidas muchas comunidades gnósticas pequeñas donde cada una desarrolló sus propias doctrinas peculiares. Un notable ejemplo de esto es la secta de los esenios en Qumrán. Pablo menciona a tres hombres que abandonaron la fe y adoptaron esta herejía: Himeneo, Alejandro y Fileto (1 Tim 1.20; 2 Tim 2.17–18).
Los nicolaítas
Son mencionados sólo en Apocalipsis. En la carta, Cristo alabó a la iglesia de Éfeso por “odiar” las obras de los nicolaítas (Ap.2:6), y censuró a la de Pérgamo por aceptar algunas de sus enseñanzas (v14-15). Según cuenta Ireneo, la secta fue creada por Nicolás, un adúltero. Se cree que pudo haber sido Nicolás, prosélito de Antioquía (Hch. 6:5). Su doctrina tenía raíces gnósticas y era similar a la de Balaam, a través de cuya influencia los israelitas comieron cosas sacrificadas a los ídolos y cometieron fornicación(Ap.2:14). Los que sostenían esta herejía aducían que, puesto que sus cuerpos eran físicos (y por consiguiente malos), solo lo que sus espíritus hacían era importante. Así que se sentían libres para dedicarse a tener relaciones sexuales indiscriminadas, orgías, prostitución, a comer alimentos que habían sido ofrecidos a los ídolos, y a hacer con sus cuerpos cualquier cosa que se les antojara. La iglesia primitiva trató con firmeza a los inmorales e idólatras que se desviaban de las preciosas verdades de Cristo. Pablo los reprendió públicamente varias veces y consideró que había que exterminar a los herejes de la iglesia antes de que esparcieran sus ruinosas ideas.
Las sectas
La herejía judaizante fue condenada oficialmente en el Concilio de Jerusalén en el 50 d.C.; donde la Iglesia, como columna de la verdad (1Tim.3:15), expresada por la doctrina apostólica, se impuso sobre las falsas enseñanzas de los judaizantes. Asimismo, Pablo tuvo que redactar una carta completa, Gálatas, para exponer los errores de la herejía judaizante. Por otro lado, Juan escribió su Evangelio en respuesta a la influencia del gnosticismo de su entorno. Las dos primeras cartas de Juan también son una advertencia a la iglesia sobre el enorme peligro de la herejía gnóstica. Como una variante del gnosticismo, Juan también confrontó la herejía inmoral de los nicolaítas en Apocalipsis. La enseñanza falsa inquieta y perturba a la iglesia. Hechos 15 es un ejemplo de ello. Cuando la herejía es echada fuera produce regocijo, ánimo, fortaleza y paz (Hch.15-16), y hace que las iglesias sean confirmadas en la fe, y crezcan en santidad y en número.
___
Fuentes:
1. J. I. Packer y M. C. Tenney, Usos y costumbres de la Biblia, Editorial Grupo Nelson, 1980, pp. 543-544. CONSIGUE EL LIBRO AQUÍ
2. Alfonso Ropero, Mártires y perseguidores, Editorial CLIE, 2010, pp.60-62, 104-105.CONSIGUE EL LIBRO AQUÍ
3. Marcos Antonio Ramos, Nuevo Diccionario de Religiones, Denominaciones y Sectas, Editorial Grupo Nelson, 1998, pp. 79-80, 99-102, 131. CONSIGUE EL LIBRO AQUÍ
4. W. E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y Nuevo Testamento Exhaustivo, Editorial Caribe,1984, pp. 1177,1545-46. CONSIGUE EL LIBRO AQUÍ
5. Scott Swain, Hechos de los Apóstoles: El Concilio de Jerusalén, Tabletalk Magazine, Ligonier Ministries, 29 noviembre, 2022.
Comments