En la misma época que Don Quijote recorría los caminos de España, Casiodoro de Reina se dedicaba a traducir la Biblia al castellano. Nacido en Montemolín alrededor de 1520 y fallecido en Frankfurt, Alemania, en 1594; su logro más destacado fue la edición de la Biblia. La Reina Valera ha recibido elogios y críticas a lo largo de los años, como todas las traducciones. Casiodoro trabajó con recursos limitados en su época, ya que la disponibilidad de manuscritos, especialmente del Nuevo Testamento, era escasa. A pesar de esto, se esforzó por garantizar la precisión en su labor debido a la importancia de las Escrituras. Es esencial destacar que Casiodoro no trabajó solo, sino que compartió su deseo con Cipriano de Valera de hacer que la Palabra de Dios fuera comprensible para los hispanohablantes. Hasta la traducción de Reina en 1569, solo había traducciones aisladas de libros bíblicos en castellano. Casiodoro de Reina (1569) y Cipriano de Valera (1602) hicieron accesible toda la Biblia en castellano fluido para los cristianos protestantes. A pesar de algunas debilidades señaladas, la Reina Valera tiene un valor incuestionable para la comunidad cristiana de habla hispana.
“La Reina Valera … ha sido utilizada por Dios como ninguna otra en el mundo hispanohablante. Esa edición ... traza sus raíces hasta los primeros días de la Reforma. Esa versión abrió la puerta al avance del evangelio … a millones de creyentes alrededor del mundo”. Jairo Namnún, (MATS, M.Div, pastor plantador de la Iglesia Piedra Angular en República Dominicana)
La Biblia en español: prohibida
En tiempos de la Inquisición, Julianillo Hernández se destacó por llevar la Palabra de Dios al pueblo. Julianillo ideó un ingenioso plan para introducir Biblias en España: utilizó barriles de doble fondo, escondiendo los Nuevos Testamentos en el piso inferior, y cruzó Flandes para llegar a España, sorteando con éxito los controles inquisitoriales. Una vez en España, entregó los Nuevos Testamentos a Juan Ponce de León en Sevilla para su distribución. Sin embargo, Juan Ponce fue capturado y ejecutado por la Inquisición Católica en 1559. A pesar de este revés, continuó introduciendo las Escrituras de contrabando, ocultando su identidad vendiendo telas. El clero católico no podía comprender cómo tantos Nuevos Testamentos y libros protestantes estaban apareciendo en España a pesar de sus esfuerzos. Contribuyó significativamente a la expansión de la Reforma Protestante en Castilla y Andalucía, donde enseñó y formó discípulos. A pesar de su captura y tortura, Julianillo Hernández nunca renunció a su fe ni reveló los nombres de otros creyentes. Su firmeza y valentía lo llevaron a enfrentar la hoguera.
El convento
Julianillo almacenaba libros en un convento de frailes católicos Jerónimos, el Convento de San Isidoro de Santiponce, cerca de Sevilla, lo que resalta la audacia y el alcance de su labor. En ese tiempo, el director del convento guiaba a los frailes en el estudio de las Escrituras, lo que llevó a muchos a abrazar la Reforma a través de su enseñanza. Sin embargo, cuando Julianillo fue arrestado, los monjes del convento sabían que debían escapar debido a la amenaza de la Inquisición. En 1557, doce monjes, incluyendo a Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, huyeron para evitar la persecución de la Inquisición debido a sospechas de simpatías con las ideas luteranas.
Casiodoro de Reina
Casiodoro, que nació alrededor de 1520 en Sevilla, decidió trasladarse a Frankfurt en 1558, donde inició la traducción del Antiguo Testamento al español. En 1559, se mudó a Londres, donde se convirtió en pastor de un grupo de españoles refugiados y comenzó a planear la publicación de la Biblia en español. Sin embargo, las autoridades se enteraron y lo obligaron a dejar Inglaterra. Luego, se refugió en Amberes, donde se reunió con su esposa, pero la persecución lo forzó a trasladarse a Francia y luego al castillo de Montargis, donde conoció a Juan Pérez de Pineda.
Inicialmente, planeaban traducir juntos el Antiguo Testamento y combinarlo con el Nuevo Testamento de Juan Pérez. Sin embargo, el Nuevo Testamento de Juan Pérez fue confiscado y destruido en París, por lo que debieron separarse y Casiodoro se trasladó a Frankfurt. Allí trabajó en la traducción durante 12 años y completó su propia traducción del Nuevo Testamento en 1569. Esta versión, conocida como La Biblia del Oso debido a su portada, tuvo una primera edición de 2,600 copias, muchas de las cuales fueron destruidas por la Inquisición. Unas 300 copias enviadas a América también fueron quemadas en Santo Domingo.
Del Oso al Cántaro
La Biblia de Casiodoro de Reina fue revisada por Cipriano de Valera en 1602 después de un extenso trabajo que duró dos décadas. Durante su estancia en Inglaterra, Valera estudió en Oxford y Cambridge y publicó El tratado del Papa y de la Misa, crítica al catolicismo romano. También se destacó como traductor, siendo conocido por su versión de la Institución de la Religión Cristiana de Calvino. En su revisión de la traducción de Reina, Cipriano de Valera efectuó un total de 458 modificaciones. Esta Biblia revisada, publicada en 1602 se conoce como La Biblia del Cántaro. La versión completa de la Biblia, hoy conocida como la Reina Valera, es ampliamente considerada como una de las mejores traducciones en lengua castellana. A pesar de la predisposición en contra de los reformistas españoles, incluso por parte de figuras católicas, se reconoce la fidelidad de la traducción y la pureza del lenguaje en la obra de Reina y Valera.
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Fuentes:
1. John MacArthur, Biblia de Estudio MacArthur, Editorial Grupo Nelson, 2015, pp. xxvii-xxx. CONSIGUE EL LIBRO AQUÍ
2. Sugel Michelen, Historia de la Biblia en Español, Coalición por el Evangelio, 16 de Agosto de 2010. (coalicionporelevangelio.org)
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