¿Cuál es la verdadera? ¿Realmente todas las religiones son igualmente verdaderas, incluso si enseñan cosas diferentes? ¿No enseñan todas las religiones lo mismo?
Cada religión representa a Dios de manera diferente. Aunque existen semejanzas entre los diferentes credos; existen, sin embargo, diferencias significativas y fundamentales, especialmente en la manera en la que se alcanza la salvación. Lógicamente, las afirmaciones que son contradictorias no pueden ser todas verdaderas. O solo una de las representaciones de Dios es verdadera, o bien, todas son falsas. Veamos y analicemos cada una de ellas.
“Si alguien es cristiano, no necesita creer que todas las otras religiones están equivocadas de principio a fin. Si se es cristiano, se es libre de pensar que todas las religiones, incluso las más extrañas, contienen al menos un indicio de la verdad. Pero, por supuesto, como en aritmética: hay sólo una respuesta correcta en una suma, y todas las otras están equivocadas. El Cristianismo es una afirmación que, si es falsa, no tiene importancia; pero si es verdadera, es de importancia infinita. Lo único que si, no puede ser, es ser medianamente importante”. C.S. Lewis (Medievalista y escritor británico, autor de Las crónicas de Narnia)
El panteísmo
Entre las religiones que tienen una visión panteísta de Dios se encuentran el hinduismo, el taoísmo, algunos grupos budistas, la Nueva Era, el paganismo, algunos universalistas, la Ciencia Cristiana y la Cienciología.
El panteísmo sostiene que Dios es impersonal y amoral, que se halla presente en la totalidad de las cosas y que cuando morimos somos reabsorbidos por ese todo impersonal. Dado que Dios no es una persona, no posee voluntad ni inteligencia. Lo que existe es la realidad. La lógica y la razón son ilusiones. Dado que el universo es eterno e inmutable, nada puede ser la trascendente. El panteísmo tampoco admite la existencia de dualidades, por lo que el bien y el mal no existen.
El politeísmo
El mormonismo, paganismo, sintoísmo, budismo mahayana, confucionismo son algunas religiones politeístas.
El politeísmo reconoce la existencia de una pluralidad de dioses. Estos dioses pueden surgir de la naturaleza o, alguna vez, fueron hombres que llegaron a ser dioses. Como tales, son contingentes y finitos. El politeísmo enseña que el universo y la materia siempre existieron. Si bien no hay consenso total, muchos politeístas adhieren al relativismo moral, y no creen que la moral proceda de los dioses. Todas las cosas, incluidos los dioses, no son trascendentes y surgen del universo. Tampoco tienen existencia aparte de el y su poder es limitado.
El monoteísmo
El monoteísmo ve a Dios como el creador y sustentador de todas las cosas, pero diferente a ellas. Dios interactúa con la creación de diversas maneras y puede revelarse a los seres humanos a través de la moral, la naturaleza, la razón, o incluso mediante la revelación directa.
Tres religiones en el mundo tienen una concepción monoteísta: el judaísmo, el islamismo y el cristianismo. El monoteísmo cumple con todos los criterios que cualquier descripción acertada de Dios, necesariamente, deberá cumplir: Dios existe, es necesario, es poderoso, es trascendente, es no contingente, es inteligente, personal, moral, comprometido y es único.
Las religiones abrahámicas
La concepción de Dios que mejor se ajusta a las características que podemos llegar a conocer mediante la razón y la observación del universo es el monoteísmo. Curiosamente, las religiones monoteístas sostienen que su Dios es el que se reveló en el Antiguo Testamento. El Islam, sin embargo, sostiene que el A.T. fue adulterado. Los cristianos afirman que Jesús dio cumplimiento a las promesas mesiánicas del A.T. El Judaísmo , por su parte, niega ambas afirmaciones.
El Islam considera que Jesús fue un gran profeta. El Judaísmo lo considera un impostor que pretendió ser el Mesías prometido por los profetas. Y para los cristianos, Jesús fue el Mesías largamente esperado, el Hijo de Dios, el Salvador, Dios mismo hecho carne.
El Islam
Provee un sistema social y legal que gobierna toda la vida secular y religiosa de los creyentes. No hay un mediador entre Dios y los hombres. El hombre puede pecar, pero es capaz de agradar a Dios. La «salvación» se basa en las obras. El placer de Alá, se logra mediante el cumplimiento religioso. Sin embargo, ¿cómo saber la cantidad de buenas obras suficientes para obtener la salvación?
El Judaísmo
Las creencias de cada grupo jud1o difieren dramáticamente; sin embargo la gran mayoría cree que mediante el cumplimiento de más de 600 mandamientos encontrados en diferentes libros, es posible santificar sus vidas y acercarse a Dios. Sin embargo, no se aceptan los conceptos de pecado, infierno y paraíso. Tampoco hay acuerdo sobre el juicio final, la salvación y la vida eterna. Por lo tanto, ¿qué sentido y objetivo tiene cumplir la Ley y hacer buenas obras?
El Cristianismo
Todas las religiones son religiones basadas en obras y en sacrificios. Todas menos una: el cristianismo. El cristianismo es una fe histórica, basada en una persona, Jesucristo, y en lo qué Él hizo por la humanidad. Jesús dijo que Él es el único camino para conocer a Dios, ser perdonados y salvados, y disfrutar la vida eterna junto a Él. El cristianismo plantea que las buenas obras son insuficientes para alcanzar el estándar de santidad y perfección de Dios. Nadie puede cumplir la Ley de Dios a la perfección. Nadie es ni puede ser lo suficientemente bueno para ser aceptado por Dios. De allí la importancia de un intermediario entre Dios y los hombres: el Salvador Jesucristo. Por medio de la fe en Cristo, Dios manda que todos se arrepientan de sus pecados y crean en el Evangelio. No es posible que todas religiones del mundo sean caminos válidos para llegar a Dios. Solo hay un único camino.
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Fuentes:
1. Doug Powell, Guía Holman de Apologética Cristiana, Editorial B&H, 2009, pp. 95-118. CONSIGUE EL LIBRO AQUÍ
2. Josh y Sean McDowell, Evidencia que demanda un veredicto, Editorial Mundo Hispano, 2018, pp. I - II. CONSIGUE EL LIBRO AQUÍ
3. George W. Braswell Jr., Guía Holman de religiones del mundo, Editorial B&H, 2005, pp. 3-21, 73-81, 100-125. CONSIGUE EL LIBRO AQUÍ
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