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Foto del escritorEric Mansilla

Juan Calvino, el reformador francés



Juan Calvino nació en el año 1509 en Noyon, Francia. Su padre, un abogado, procuró que se destacara en la ley. Así fue como comenzó a sumergirse en el humanismo renacentista, aprendió griego, leyó los clásicos y estudió a Platón. Su vida giró por completo cuando conoció las enseñanzas de Lutero. Sobre su conversión, comentó: «Él [Dios] domó una mente demasiado terca para sus años hasta hacerla enseñable [...]. Y así, esta mera degustación de la verdadera piedad que recibí encendió en mí una llama con tal deseo de progresar que seguí el resto de mis estudios con frialdad, aunque no los abandoné por completo».


“No somos nuestros; por lo tanto, ni nuestra razón ni nuestra voluntad deben dominar nuestros planes y acciones. No somos nuestros; por lo tanto, no permitamos que la gratificación de nuestra carne sea nuestro fin. No somos nuestros; por lo tanto, tanto como sea posible, olvidémonos a nosotros mismos y nuestros propios intereses”. Juan Calvino

La Institución


Redactó la Institución de la religión cristiana como un manual para los interesados en la fe evangélica, afirmando: «Trabajé en esta obra [...] porque vi que muchos tenían hambre y sed de Cristo y, sin embargo, solo unos pocos tenían un conocimiento real de Él». Describió su pensamiento sobre la Iglesia, los sacramentos, la justificación, la libertad cristiana y el gobierno político, siempre con la soberanía de Dios como punto clave. Enseñó que el pecado original erradicaba el libre albedrío en las personas. Solo por iniciativa de Dios alguien puede comenzar a tener fe y experimentar la seguridad de salvación. Además, desarrolló las doctrinas de predestinación y sostuvo que la gracia no podía «ser retirada» de los elegidos; argumentó que los creyentes no deben dudar de su salvación al comprender que son elegidos por Cristo para vida eterna.



Una ciudad para Dios


Juan huyó de la Francia católica en 1536 después de convertirse y publicar la Institución. Cuando llegó a Ginebra solo planeaba quedarse una noche, pero el líder de la iglesia local, Guillaume Farel, le suplicó que se quedara para ayudar a organizar una iglesia protestante. Calvino estaba indeciso, pero empezó a sentir que Dios lo había detenido en su viaje. Se instaló en Ginebra pero 18 meses después fue expulsado de la ciudad. Sin embargo, al poco tiempo la ciudad le rogó que regresara. Pasó su vida tratando de establecer una sociedad teocrática, y consideraba que la Iglesia debía reflejar los principios establecidos en la Escritura. Además, argumentó que el Nuevo Testamento enseñaba cuatro órdenes de ministerio: pastores, maestros, ancianos y diáconos. Alrededor de estos, se organizó la ciudad de Ginebra.


Ginebra, Suiza
Ginebra, Suiza

Mientras los pastores dirigían los servicios y cuidaban el bienestar espiritual de los feligreses, los maestros daban conferencias bíblicas. Mientras los ancianos vigilaban los asuntos espirituales y amonestaban de manera fraternal si era necesario, los diáconos se encargaban del bienestar social, formaban el consejo de administración del hospital, eran los ejecutivos de la seguridad social y supervisaban las casas de limosnas. El sistema demostró funcionar muy bien.


Sus últimos años


Mientras la ciudad funcionaba, y en medio de controversias, como la de Miguel Servet, Calvino predicaba o daba conferencias como profesor de Antiguo Testamento. Si bien no era ni el gobernante ni el dictador de Ginebra, el consejo de la ciudad decidía nombrarlo y pagarle. Se describió a sí mismo como embajador de Dios, con la autoridad divina detrás de él. En sus últimos años sus aflicciones se intensificaron debido a la oposición que enfrentaba. Finalmente falleció en 1564 a los 54 años. Fuera de la Iglesia, a sus ideas se les ha atribuido muy fuertemente el surgimiento del capitalismo, el individualismo y la democracia moderna.


Monumento Internacional de la Reforma, Ginebra, Suiza
onumento Internacional de la Reforma, Ginebra, Suiza

Legado


En conclusión, la vida y obra de Juan Calvino es de gran importancia para la religión cristiana y ha tenido una influencia significativa en la historia de la Iglesia y la sociedad occidental. Estableció las bases del pensamiento teológico reformado y la creencia en la soberanía de Dios. A pesar de su oposición y sufrimiento, sus enseñanzas han llegado a muchas iglesias y han tenido un impacto en la teología y la filosofía en el mundo occidental, tal como es el caso de las iglesias «presbiterianas» o «reformadas».


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Fuente:

Mark Galli, Ted Olsen, Giancarlo Montemayor, Joel Rosario, Iván Mesa; 50 cristianos que cambiaron el mundo; B&H Publishing Group en español; 2021; pp. 52-58. CONSIGUE EL LIBRO AQUÍ

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