En tiempos pasados, poseer una Biblia en español era un delito grave debido a la prohibición impuesta por los reyes católicos de España, Fernando e Isabel. La Iglesia Católica también respaldó esta prohibición, indicando que la lectura de la Palabra de Dios en cualquier idioma que no fuera hebreo, caldeo, griego o latín estaba prohibida. De esta forma; durante siglos, la Iglesia Católica se aseguró que la Palabra de Dios no estuviera al alcance del grueso de las personas, quienes hablaban en lenguas vernáculas y vulgares, y no en griego o latín, lenguas reservadas para una reducida y poderosa élite clerical. Asimismo, la muerte era el castigo por traducir la Biblia al español, de acuerdo a la Santa Inquisición que se introdujo en España en 1237. La misma reina Isabel de Castilla le había prometido a Tomás de Torquemada, uno de los inquisidores más crueles de España, que dedicaría su vida a extirpar “la herejía para honra de Dios”.
“El cielo y la tierra perecerá, mas mis palabras no perecerán”. Mateo 24:35, La Biblia del Oso, traducción por Casiodoro de Reina (1569)
Contexto histórico
A pesar de las prohibiciones estatales y eclesiásticas, algunas personas valientes comenzaron a traducir la Biblia al español y a desafiar al papa y a los reyes. En el siglo XV, una serie de eventos y desarrollos históricos prepararon el terreno para la aparición de las versiones más conocidas de la Biblia en el siglo XVI. Estos eventos incluyen la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453, lo que llevó a la migración de eruditos con manuscritos griegos a Occidente. Esta migración resultó en dos movimientos opuestos: el estudio de los clásicos, que impulsó el Renacimiento secular humanista, y el estudio de los libros del Nuevo Testamento en su lengua original, que dio lugar a un despertar religioso que culminó en la Reforma protestante. Asimismo; en 1455 Johannes Gutenberg publicó el primer libro impreso con caracteres móviles, La Vulgata, la Biblia en latín, lo que marcó el comienzo de la era de la imprenta y facilitó el acceso a la literatura escrita en toda Europa.
El texto base griego
Décadas más tarde, en 1516, Erasmo de Rotterdam publicó su edición del Nuevo Testamento en griego en Basilea, lo que estimuló el estudio del Nuevo Testamento en su idioma original. Este contexto histórico contribuyó al surgimiento de las traducciones de la Biblia en el siglo XVI desde los idiomas originales, dado que en el pasado otras traducciones al español ya se habían realizado (Biblia Alfonsina, 1280; Biblia del Duque de Alba, 1430) pero habían sido traducidas tomando como texto base La Vulgata Latina de San Jerónimo.
Primeras versiones
Juan de Valdés, un discípulo de Erasmo, fue uno de los primeros en traducir partes de la Biblia al español, desde el griego. Sin embargo, debido a la Inquisición, tuvo que huir de España en 1529. Se refugió en Nápoles, donde tradujo los libros de Mateo, Lucas, las epístolas paulinas (excepto Hebreos) y los Salmos.
Francisco de Enzinas, a la edad de 20 años, publicó la Traducción completa del Nuevo Testamento en 1543 en Amberes. Sin embargo, esta traducción fue prohibida y retirada de circulación poco después de su publicación por orden del emperador Carlos V. Fue encarcelado en Bruselas en 1543 y luego escapó en 1545, llevando a cabo una serie de viajes antes de morir a causa de la peste en 1552.
En 1553, Abraham Usque luego de haber escapado de la Inquisición portuguesa contra los judíos, se refugia en la ciudad italiana de Ferrara y publica La Biblia de Ferrara, que contiene todo el Antiguo Testamento traducido del hebreo al español ladino (judeoespañol), versión que posteriormente será utilizada como referencia y consulta por Casiodoro de Reina.
Sin embargo, tres años después, en Venecia, Juan Pérez de Pineda publicó una nueva traducción del Nuevo Testamento. Algunos creen que esta versión fue una revisión de la traducción completa que Francisco de Enzinas había publicado en 1543. No obstante, se la considera “la mejor de las antiguas versiones castellanas del Nuevo Testamento”.
La revelación especial de Dios
A pesar de las restricciones y la persecución; estas traducciones contribuyeron al movimiento reformador en España, y prepararon el camino para La Biblia del Oso traducida por Casiodoro de Reina en 1569, y revisada y publicada en 1602 por Cipriano de Valera como La Biblia del Cántaro; popularizada como Reina-Valera, y ampliamente utilizada hasta hoy por los protestantes de habla hispana.
El legado de estos pioneros de la traducción de la Biblia en español es un recordatorio de la importancia de la Palabra de Dios y de la determinación de aquellos que, a lo largo de la historia, han luchado por compartir su mensaje. Sus sacrificios y su fe nos inspiran a valorar y apreciar la Biblia en nuestro propio idioma y a seguir compartiendo su mensaje de esperanza y salvación. La historia de la Biblia en español es un testimonio del poder transformador de la Palabra de Dios y de la perseverancia de aquellos que la llevaron a un mundo que tanto la necesitaba.
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Fuentes:
1. John MacArthur, Biblia de Estudio MacArthur, Editorial Grupo Nelson, 2015, pp. xxvii-xxx. CONSIGUE EL LIBRO AQUÍ
2. R.C. Sproul, La Biblia de Estudio de la Reforma, Editorial Poiema, 2015, pp. 2281-2282. CONSIGUE EL LIBRO AQUÍ
3. Sugel Michelen, Historia de la Biblia en Español, Coalición por el Evangelio, 16 de Agosto de 2010. (coalicionporelevangelio.org)
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