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Foto del escritorEric Mansilla

María: la construcción de un mito - Parte II: LOS PADRES

Esta es la segunda parte de María: la construcción de un mito, una miniserie sobre los puntos más importantes de la Mariología católica apostólica romana.

La Iglesia Católica y algunas iglesias orientales han tejido, con el paso de los siglos, un denso conjunto de tradiciones en torno a la existencia de María después de Pentecostés. Algunas de estas tradiciones han terminado cristalizando en dogmas claros, como los referentes a su virginidad perpetua o a su asunción a los cielos. Otras, sin llegar a ser dogmas, tienen, sin embargo, una repercusión en la fe y práctica de los fieles igual o mayor que si se tratara de definiciones dogmáticas. Finalmente, existen otras que son meras leyendas, como su supuesta estancia en Éfeso con el apóstol Juan, las cuales carecen de base histórica, pero no han tenido un impacto significativo en la evolución del mito de María. Sin embargo, la ciencia histórica tiene mucho que decir en relación a la relación de María con su familia, con los denominados «hermanos de Jesús» y con las circunstancias de su muerte y sepultura.


"El Logos tomo en sí mismo una naturaleza humana, el Verbo se hizo carne para efectuar nuestra redención al cumplir el rol del perfecto Mediador entre Dios y el hombre. El nuevo Adán es nuestro campeón, nuestro representante, quien satisface las demandas de la Ley de Dios por nosotros, y gana para nosotros la bendición de Dios prometida a sus criaturas si obedecemos su Ley. Como Adán, fallamos en obedecer la Ley, pero el nuevo Adán, nuestro Mediador, ha cumplido la Ley perfectamente por nosotros, y ganó por nosotros la corona de la redención. Esta es la base del gozo en el nacimiento de Cristo". R.C. Sproul

La familia de María

La tradición sostiene que María nació del matrimonio formado por Joaquín y Ana. La existencia de ambos fue tan indiscutible para la iglesia medieval que fueron canonizados, y aún hoy la Iglesia Católica celebra su festividad el 26 de julio. Debido a su condición de santos canonizados, Joaquín y Ana pueden recibir culto por parte de los fieles, y se cree que interceden ante Dios por quienes les dirigen oraciones. A pesar de lo seria que parece esta tradición, lo cierto es que no contamos con ninguna referencia sobre estos personajes antes de los escritos apócrifos conocidos como el Protoevangelio de Santiago (siglo IV), el Evangelio del Pseudo-Mateo (siglo VI), y el Libro de la Natividad de María (siglo IX).



Los apócrifos

Según los escritos apócrifos conocidos como el Protoevangelio de Santiago (siglo IV), el Evangelio del Pseudo-Mateo (siglo VI), y el Libro de la Natividad de María (siglo IX)


Según narra el Evangelio apócrifo de Santiago, cierto día el sumo sacerdote del Templo de Jerusalén rechazó la ofrenda de Joaquín por ser este de edad avanzada y no tener hijos. Con dolor por lo sucedido, el santo decidió retirarse al desierto, donde permaneció 40 días orando y ayunando a Dios como penitencia por sus pecados, y rogándole que le conceda la bendición de poder tener hijos. La tradición indica que, luego de que su esposo partió al desierto, Santa Ana se entristeció y rezaba y ayunaba por él. También pedía con fervor a Dios la gracia de tener un hijo, ya que recibía burlas a causa de su esterilidad. En respuesta a sus plegarias, un ángel se le apareció y le dijo: "Ana, el Señor ha escuchado tu oración: concebirás y darás a luz a una hija santísima, ante cuya presencia todos se arrodillarán y bendecirán, porque ella traerá la salvación al mundo; su nombre será María". San Joaquín también recibió la visita del ángel en el desierto y regresó a casa. La historia también cuenta que tres años después del nacimiento de la Virgen María y pasado el tiempo de lactancia, San Joaquín y Santa Ana llevaron a la niña al templo para consagrarla a Dios.


La fiabilidad de los datos consignados en estos escritos resulta discutible. En primer lugar, los textos aparecen demasiado alejados en el tiempo como para que se les pueda otorgar plena confianza en cuanto a las circunstancias que describen. En segundo lugar, es evidente que, al menos en los dos primeros casos, se intentó engañar al lector, atribuyendo falsamente la obra a personajes importantes de la iglesia primitiva, como Santiago y Mateo. Finalmente, la vinculación de estas obras con círculos heréticos está claramente establecida. En el Protoevangelio de Santiago se notan las influencias de los ebionitas y quizás de los docetas. En cuanto al Evangelio del Pseudo-Mateo, fue utilizado extensamente por maniqueos y priscilianistas.


La arqueología

Las fuentes arqueológicas de los primeros dos siglos corroboran aún menos esta tradición, que carece de base en los documentos escritos. De hecho, esto es lo que se desprende del examen de los yacimientos arqueológicos más importantes.


Así, entre 1955-1956 y 1959-1960 se realizaron excavaciones en el enclave de Nazaret, denominado popularmente «casa de María». Diversas evidencias apuntan a la existencia de un grupo de cristianos que celebraban culto en Nazaret. El centro de este culto era una iglesia doméstica (como muchas de las primeras comunidades cristianas en esos siglos) (Hechos 2:46; 20:7, etc.).


Sin embargo, los hallazgos arqueológicos de los dos primeros siglos en ese lugar no demuestran ninguna referencia a María ni a su familia. Solo en el tercer siglo hallamos dos restos arqueológicos que podrían hacer referencia a un culto mariano.

El primero es un «XE MAFIA». Se trata de un inicio del Ave María que no se corresponde con el texto del Evangelio de Lucas. ¿Se trataba de una invocación cultual de aquella comunidad del siglo tercero? Pudiera ser, pero no puede afirmarse con rotundidad. La segunda inscripción resulta mucho más amplia y también más significativa. Se trata de otro grafitti, escrito por una mujer, en el que relata el culto hacia una tal M, y de haber cumplido efectivamente con el culto requerido hacia Ella. Una letra inicial, un pronombre, un relato religioso, ¿se tratará de la primera evidencia del culto mariano?

No resulta muy claro a quien se refiere la inscripción pero no es difícil aceptar que se tratara de María y que estuviera recibiendo culto en el siglo tercero. Con anterioridad a esa fecha, en Nazaret ni existió culto mariano ni tenemos tampoco noticia de que se hablara de unos tales Ana y Joaquín como padres suyos.


El segundo lugar, especialmente relevante en relación con la supuesta familia de María, es «Ain Karem». En el siglo VI, Teodosio señaló la posibilidad de que Ain Karem fuera el lugar de origen de la familia de María. Hallazgos similares se encuentran en el calendario jerosolimitano (siglos VII y VIII), en relación con la festividad del 28 de agosto, así como en los escritos de Epifanio el monje (siglo IX) y del pseudo-Pedro de Sebaste (siglos IX y X). Sin embargo, es obvio que todos estos testimonios son muy tardíos.


¿Una abuela pagana?

En cuanto a Ana y Joaquín, los abuelos de Jesús, los padres de que la leyenda atribuye a María, no existe referencia alguna en los primeros textos. La carencia absoluta de datos fidedignos sobre los padres de María no ha impedido la creación de una serie de leyendas de profunda repercusión.


No solo eso. El personaje de Ana, la madre de María, se ha convertido en una santa que cuenta con una gran cantidad de fieles en muchos países. Desde que se le dedicó un templo en Jerusalén en el siglo IV, su popularidad no ha dejado de crecer. En el año 550 d.C., el emperador Justiniano erigió en su honor una iglesia en Constantinopla y desde entonces se le dedican festividades el 25 de julio, el 9 de septiembre y el 9 de diciembre. Para el siglo VIII, su culto ya se había extendido por todo Occidente. Finalmente, en 1584, el papa Gregorio XIII ordenó que su festividad quedara fijada el 26 de julio.

Pero, si Ana no existió, si no hay pruebas escritas ni arqueológicas que respalden su existencia, ¿cómo ha llegado este personaje a tener tanta notoriedad? La respuesta radica en una de las principales características del mito de María, que es la capacidad de absorber con facilidad mitos provenientes del paganismo. En efecto, los paganos de los primeros siglos veneraban a una diosa hechicera llamada Anna. Anna Perenna, hermana de Dido la fenicia, es mencionada por el poeta romano Ovidio en su rol de proveedora de víveres. Los romanos también la asociaron con la figura de una ninfa de las aguas, en cuyo honor se hacían festividades. Más al norte, en las tradiciones del paganismo celta, se la conoce como Dana, la diosa de un pueblo de semidioses que venció a los Fir Bolg, uno de los primeros pobladores de la Irlanda antigua. Todas estas tradiciones paganas han seguido vinculadas al culto de Santa Ana en varios países católicos.

Al examinar de cerca las fuentes escritas, arqueológicas y antropológicas disponibles, la realidad se presenta especialmente inquietante para el católico que cree firmemente en su iglesia. Roma canonizó a Ana y a Joaquín como los padres de María, convirtiéndolos en objeto de culto y receptores de oraciones. Sin embargo, no tenemos ninguna prueba histórica, ni en fuentes escritas ni en arqueología, de que realmente existieron. Además, quienes participan en las diversas festividades dedicadas a Santa Ana desconocen que están tomando parte en ritos mucho más antiguos que el cristianismo, ceremonias de origen pagano en las que ya se veneraba religiosamente a Ana, la diosa de los romanos, o a Dana, la diosa de los celtas.


La línea de la realeza

La genealogía de Jesús es dada en dos lugares de la Escritura: Mateo capítulo 1 y Lucas capítulo 3:23-38. Por un lado, Mateo traza la genealogía desde Jesús hasta Abraham. Por otro, Lucas traza la genealogía desde Jesús hasta Adán. ¿El problema? Son diferentes. La Biblia contiene numerosos registros genealógicos. Son parte de la Escritura y, puesto que toda la Escritura es inspirada por Dios (2 Timoteo 3:16), deben tener algún significado. Debe haber algo que podamos aprender de estos listados.


Las genealogías ayudan a corroborar la exactitud histórica de la Biblia. Estos listados confirman la existencia física de los personajes de la Biblia. Al conocer las historias familiares, entendemos que la Biblia está lejos de ser una mera historia o una parábola de cómo debemos vivir nuestras vidas. Es una auténtica verdad histórica. Un hombre histórico real, llamado Adán, tuvo descendientes reales (y, por lo tanto, su propio pecado tiene consecuencias reales). Las genealogías también confirman la profecía. Se profetizó que el Mesías vendría del linaje de David (Isaías 11:1). Al registrar Su linaje en las Escrituras, Dios confirma que Jesús era descendiente de David (ver Mateo 1:1-17 y Lucas 3:23-38). La genealogía es otro testimonio del cumplimiento de Jesucristo conforme a las profecías del Antiguo Testamento. Las listas también demuestran la naturaleza detallada de Dios y Su interés en las personas. Dios no vio a Israel de una manera ambigua, como si fuera un grupo anónimo de personas; Él lo vio con exactitud, precisión y detalle. No hay nada separado en las genealogías. Muestran a un Dios comprometido. La Palabra inspirada menciona a las personas por su nombre. Gente real, con historias reales y un verdadero futuro. Dios se preocupa por cada persona y por los detalles de su vida (Mateo 10:27-31; Salmo 139).

Mateo traza la línea a través de Salomón el hijo de David (Mateo 1:6), mientras que Lucas traza la línea a través de Natán, hijo de David (Lucas 3:31). De hecho, entre David y Jesús, los únicos nombres que las genealogías tienen en común son Salatiel y Zorobabel (Mateo 1:12; Lucas 3:27). Algunos señalan estas diferencias como evidencia de errores en la Biblia. Sin embargo, los judíos eran meticulosos guardadores de registros, especialmente en lo concerniente a las genealogías. Es inconcebible que Mateo y Lucas pudieran registrar dos genealogías del mismo linaje completamente contradictorias. Nuevamente, desde David hasta Jesús, las genealogías son completamente diferentes. ¿Acaso no podemos confiar en ellas?


Hay una buena razón para creer que Mateo y Lucas de hecho trazaron genealogías enteramente diferentes. Mateo dice que el padre de José fue Jacob (Mateo 1:16), mientras que Lucas dice que el padre de José fue Elí (Lucas 3:23). ¿Jacob o Elí? ¿Cómo se llamaba realmente el abuelo de Jesús? Pues bien, se trata de dos personas diferentes, sus dos abuelos. La lista de Mateo de los antepasados ​​de Jesús es por vía paterna, y mostró que Cristo era el hijo de Abraham, en quien todas las familias de la tierra son bendecidas y herederas del trono de David; pero la lista de Lucas es por vía materna, y muestra que Jesús era la Semilla de la mujer que debía romper la cabeza de la serpiente (Génesis 3:15), y traza la línea hasta Adán, comenzando con Elí, el padre, no de José, sino de María.


Mateo registra la genealogía de José y Lucas registra la genealogía de María. Mateo sigue el linaje de José (el padre legal de Jesús), a través de Salomón el hijo de David, mientras que Lucas sigue el linaje de María (familiar sanguíneo de Jesús), a través de Natán el hijo de David. Dado que no había la palabra griega para “yerno”, José pudo haber sido considerado como un “hijo de Elí” por haberse casado con María, hija de Elí. A través de ambos linajes, Jesús es un descendiente de David y por lo tanto elegible para ser el Mesías.


Últimas palabras

Según indica la Enciclopedia Católica, Joaquín y Ana aparecen mencionados como los padres de la Virgen María en tres Evangelios apócrifos: el "Evangelio de Santiago", el "Evangelio de la Natividad de la Santísima Virgen" y el "Libro de la natividad de la Santa Virgen María y la infancia del Salvador". Sin embargo, ninguno de esos relatos puede ser tomado en serio cuando aceptamos como verdad los registros históricos presentados en la Escritura inspirada por Dios. Aunque a primera vista las genealogías pueden parecer insignificantes, ocupan un lugar importante en las Escrituras. Las genealogías reafirman la historicidad de las Escrituras, confirman las profecías y proporcionan una visión del carácter de Dios y de las vidas de Su pueblo.


Fuentes:


SOBRE EL AUTOR

Eric Mansilla tiene 30 años, es productor audiovisual y es parte de la Iglesia Nueva Vida de San Francisco, Córdoba, Argentina. Además, sirve en el Ministerio de Jóvenes de dicha congregación, trabaja de manera freelance, y es admin de Defensio Fidei.



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